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AISLAMIENTO
Estamos viviendo una experiencia que a muchos nos está sorprendiendo ya que, acostumbrados a hacer, salir y no parar, nos hemos encontrado forzados a dejarlo todo, mantener una cuarentena y tener que reconocer y fortalecer lo que realmente estamos necesitando para vivir bien esta nueva e importante situación. En muchos sentidos, al vernos forzados a dejar de hacer, dejar de movernos y tener que literalmente parar todo lo que antes pensábamos ineludible, ahora empezamos a redescubrir la verdadera tarea de ser. Son momentos extraños, poco familiares. Evidentemente lo que vemos a través de nuestras ventanas y que forman una de las fronteras que nos limitan, es un escenario inusual. Pero, en estos momentos es lo que tenemos. Ya han pasado dos meses de confinamiento y empezamos a hacernos conscientes de que casi todo lo que pensábamos que nos daba sentido, al ser forzados a dejarlo, era en realidad una elaborada red de actividad y de no parar que casi había impedido que pudiéramos encontrar y vivir nuestra verdadera esencia, desarrollarla siendo y dejando el “no parar de hacer” en el que se había convertido la mayor parte de nuestra vida. Esto está siendo una experiencia para algunos dura, para otros extraña pero que yo creo que acabará siendo para muchos no sólo reveladora sino la inesperada oportunidad para ampliar las limitaciones internas que empiezan a desaparecer con cada dificultad superada. Como toda experiencia nueva, nuestra expansión está desarrollándose sin que en estos momentos seamos conscientes de lo que nos está aportando. Sin buscarlo, empezamos a encontrar nuevas formas de estar con nosotros y con los nuestros incorporando además nuevas actitudes y capacidades para seguir, relacionarnos mejor y reafirmarnos agrandando nuestra riqueza de recursos y maneras de solucionar. Estamos renovando lo caduco y volviendo a crear lo que estamos necesitando para seguir haciéndolo de una forma cada vez más adecuada. Llevamos casi dos meses de semi-aislamiento vivido por muchos como un aislamiento total y duro de llevar. “Confinados” con poco que hacer algunos, trabajando en casa otros y otros sin saber cómo llenar su tiempo pegados a la televisión y pendientes de las noticias. Cada uno haciéndolo como puede y mejor le va. Pero, con el paso de los días, las semanas y... los meses, lo que empezó como una situación forzada y rechazada se ha convertido (para muchos inconscientemente) en lo que ahora les está proporcionando nuevos recursos y nuevas formas de estar y ser, sobre todo, con ellos mismos. Podríamos decir que las buenas intenciones han empezado a dar lugar a nuevas actitudes y mejores y mayores recursos. Muchos estamos descubriendo nuevos niveles y nuevas formas de ver, escuchar, sentirnos, compartir... creando actitudes válidas para poder con situaciones que posiblemente antes se consideraban “imposibles”. De pronto estamos encontrando otras “herramientas” y otras capacidades, otras formas de ser y de estar. Lo familiar empieza a aportar una nueva profundidad, abriendo a conocimientos y formas de ver y relacionarnos que antes ni nos podíamos imaginar. Son tiempos duros, pero son tiempos enriquecedores y están permitiendo nuevas reacciones que además de proporcionar recursos mayores y más adecuados que ni pensábamos teníamos, están permitiendo que descubramos nuevas cualidades y fortalezas anteriormente ignoradas. El hecho de estar limitados en el espacio y en lo que nos está permitido hacer está siendo nuestra inesperada oportunidad para realmente valorar lo que tenemos y más importante aún, potenciar aún más lo que somos. Gracias Corona Virus.

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